lunes, 3 de marzo de 2008

¡Dios mío, están por todas partes!




Escena 1.

Hace un par de años. Camino por la calle con dos amigos. Uno de nosotros, no recuerdo quién, se agacha para recoger algo del suelo. Surge una curiosa conversación sobre los hallazgos casuales. Mi amigo el politoxicómano dice que la cantidad de drogas que se puede encontrar en el suelo es increíble. No se refiere a las de origen vegetal, sino a drogas legales e ilegales y recetas prometedoras. Mi amigo el autor de cómic dice que en cuanto se queda atascado en un historia o no sabe cómo resolver una viñeta o una página, sólo tiene que salir a dar una vuelta para descubrir varias soluciones posibles en la calle. Yo, aficionado a las técnicas fotográficas más insospechadas, encuentro plásticos útiles por doquier y colecciono fotografías de carné encontradas en el suelo. Cuando enseño a otros mi colección de más de 50 fotos, todos dicen que les parece increíble encontrar algo así tirado en la calle... y un par de meses más tarde me regalan una foto encontrada.

Escena 2.
Hace doce o trece años. En un bar con unos amigos. Por alguna extraña razón, hacemos una lista de tortugas famosas. Guardo el papel (un boleto de lotería primitiva) en una de mis cápsulas del tiempo y me olvido de ella.

Escena 3.
Hace unos seis meses. Abro la cápsula del tiempo y encuentro la lista. Lo primero que pienso es que hay otro par de tortugas que deberían formar parte de ella. Paso la lista al ordenador y añado esos dos nuevos miembros. Desde entonces no dejo de ver tortugas a mi alrededor. Sólo dos son "de verdad". Viven en casa de un amigo. Las demás aparecen en la tele, periódicos y revistas, escaparates, la Red, películas e incluso portadas de discos. Una de ellas es una figurita que iba a ser tirada a la basura y ahora descansa bajo el monitor en el que van apareciendo estas letras.

Escena 4.
1 de febrero de 2008. El penúltimo encuentro fue de lo más inesperado. Estoy en el cine viendo "Kurt Cobain: about a son". En cierto momento del documental, Kurt Cobain se identifica con las tortugas con una pasión que hace que me ponga a reir como un idiota. La escena no es en absoluto cómica, lo cual hace que la situación sea más extraña todavía.

Escena 5.
28 de febrero de 2008. Inauguro una sección en este blog para intentar librarme del acoso de las tortugas. Nunca me habían interesado estos bichos pero reconozco que ahora les tengo mucho aprecio. Quizá sea porque yo también me identifico con ellas.

Siguiendo la costumbre de uno de los perpetradores de la lista de tortugas, me despido con una cita:
"Sólo es cuestión de estar atentos". Mrozec.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

hehehe,
ya te veo, partiéndote la caja entre la audiencia atónita XDDD

... dijo...

A ver si un día de estos consigo transcribir el parlamento de Kurro Cobián para que se aprecie en todo su esplendor lo ridículo del ataque de risa.