lunes, 17 de marzo de 2008

El Gran Abuelo te vigila.


A mi abuelo materno casi no lo conocí pero sé que he heredado de él y de mi madre la afición por hacer cosas. La gran diferencia es que él era mañoso, pulcro y eficaz (como mi madre) y yo soy un manazas. Los juguetes que hacía para sus hijos son de una calidad pasmosa: un piano de madera del tamaño de una máquina de escribir; un laberinto lleno de agujeros por el que desplazar una bolita; una legendaria casa de muñecas que no llegué a ver... Y además diseñaba carteles.

Mi abuelo paterno sigue vivo. De él y de mi padre he heredado la afición por los cacharros tecnológicos que no deben faltar en todo hogar moderno: máquinas de fotos, el Súper-8, el primer Casio (PT-20) que aporreé, la consola de vídeo-juegos más primitiva del mundo mundial...

Hace unos diez años, Luis y yo nos pusimos a construir, manipular y agujerear diapositivas para proyectarlas a todo color y a toda pared. Tengo la afición un poco abandonada pero no dejo de guardar plásticos susceptibles de ser proyectados para cuando la fiebre vuelva, que volverá. También pasamos las fiebres de las diapositivas escolares ilustradas y el Súper-8 y Luis encontró un proyector y unas diapos preciosas en el desván de casa de su abuela (creo).

Pues bien, el micro-piano construido por mi abuelo materno está siendo aporreado ahora mismo por su bisnieto y de la casa de mi abuelo paterno me acaban de llegar unas diapos que servían para crear efectos y poner títulos a las películas caseras de Súper-8. Se parecen tanto a las que hacíamos, buscábamos y proyectábamos que me he quedado helado.

Aquí pueden ver algunas fotos de Luis y aquí algunas de las mías.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

grandes tus fotos, si señor.

... dijo...

Gracias, güifimán. Hay muchas más. Espero colgarlas pronto para el disfrute de todos. A ver si me consigues una galería en el/la capital :)