Que mi madre vaya a visitar a su hermana a Ferrol para ver Las Meninas de Canido no tiene nada de raro. Tampoco que nos traiga unos pines de regalo.
Y fue muy gracioso encontrar un par de semanas después una versión de Eduardo Chillida Belzunce ojeando el ¡Hola! en su casa (la de mi madre, no la del autor).
Topar con un panfleto traspapelado entre unos libros esa misma tarde ya me pareció un poco inquietante. Sospecho que su edición debió de ser tan urgente como la visita que proponen, ya que el cuadro aparece invertido horizontalmente.
El colmo fue encontrar tres semanas después la fotografía perfecta en un miniviaje por Castilla con mi moza. El panel lo encontramos por casualidad en Segovia, de camino al Alcázar desde el Acueducto.
No hay comentarios :
Publicar un comentario