Rebeca (1940). Judith Anderson, la culpable de la mala fama de las amas de llaves, hizo que varias generaciones mostrasen su solidaridad con la atribulada Joan Fontaine adoptando su chaqueta de punto, llamada muy a menudo "rebequita". Curiosamente, en Chile se llama "rebeca" a una chaqueta de piel de gamuza (o "rebeco"). Más curiosamente aún, la protagonista no se llama Rebeca (hay que ver la peli para entenderlo). La prenda en cuestión solía llamarse hasta entonces "cárdigan" (RAE: Del conde de Cardigan, militar inglés). Vean aquí la prenda en cuestión en todo su esplendor.
Sabrina (1954). Uno de los muchos personajes inolvidables de la preciosa Audrey Hepburn dio nombre a unos zapatos bajos y abiertos con tanto encanto como ella. También llamados "princesitas", "bailarinas" y "manoletinas". Aunque la peli fue nominada a seis Oscars, sólo consiguió el de mejor vestuario.
Babydoll (1956). Una película realmente inquietante que hizo que el nombre del personaje interpretado por Carroll Baker pasase a denominar un tipo de ¿"deshabillé"? ¿"picardías"? No se pierdan el tráiler. "Sweet as honey... sweet as sin"
Perkins (1960). Tipo de cuello que popularizó Anthony Perkins/Norman Bates en "Psicosis" (1960), una de las pelis que más han calado en el inconsciente colectivo: el artículo en español sobre Norman Bates en la Wikipedia es más extenso que el de Anthony Perkins.
5 comentarios :
Non ten que ver coa moda, mais ao ler o post acordeime do paparazzo Paparazzo de "La dolce vita".
Non se me adiante, Mr. Pawley, que me pisa a exclusiva. Permaneza atento a esta pantalla.
Brillantísimo!!! y muy ilustrativo. la serie epónima es mi fav de tu blog :-)
...Y ya que estamos en plan eponimia...¿lo de "que viene el Coco" va por tí? juasjuas
Perdón por el chiste malo, es que he pasado demasiados años aguantando bromitas a costa de "Ave, César" y de "Al César lo que e del César" :-(
Según la leyenda, me eponomizaron por mi parecido con Cocoliso, el hijo adoptivo de Popeye. Y "mi verdadero nombre" me lo pusieron por mi padre. Ni se me había ocurrido pensar en mis propios epónimos, qué cosas...
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